EBC Financial Group analiza las decisiones clave de la presidencia, las reacciones del mercado y las perspectivas futuras en medio de cambios económicos y políticos.
Desde la eufórica campaña "Trump Trade" previa a las elecciones estadounidenses hasta los primeros seis meses del mandato del presidente Donald Trump, el panorama financiero global ha entrado en una nueva era marcada por la disrupción política y los cambios en los fundamentos económicos. Desde agresivas propuestas arancelarias y reformas fiscales hasta una renovada aceptación de las criptomonedas, el regreso de la administración Trump a la Casa Blanca ha traído volatilidad, señales económicas contradictorias y una profunda incertidumbre a los mercados globales.
En EBC Financial Group (EBC), creemos que este período refleja no solo la incertidumbre política, sino también el frágil equilibrio que los mercados deben lograr entre el optimismo y el riesgo. Tanto para inversores como para empresas y gobiernos, los primeros seis meses de Trump han estado marcados por reacciones intensas.
Ondas de choque políticas: aranceles, guerras comerciales y latigazos del mercado
La narrativa económica del presidente Trump ha estado dominada por su renovado compromiso con las políticas comerciales proteccionistas. Tras un breve retraso en la implementación de aranceles —una omisión que provocó un repunte de alivio en los índices globales—, Trump anunció los aranceles del "Día de la Liberación" a principios de abril, lo que desencadenó fuertes reacciones en el mercado. David Barrett, director ejecutivo de EBC Financial Group (UK) Ltd., señaló que la sensibilidad del mercado a estas medidas refleja preocupaciones más amplias. "Los mercados están respondiendo a un único responsable que controla la política arancelaria. Esto genera un entorno más incierto de lo habitual, ya que el impacto económico depende no solo de los detalles de las políticas, sino también del próximo impulso político", declaró Barrett. "No solo estamos presenciando ajustes en la cadena de suministro; estamos presenciando una reestructuración de los flujos comerciales globales".
Las acciones cayeron inicialmente, pero se recuperaron parcialmente después de que el gobierno suspendiera la mayoría de las medidas durante 90 días. Con la suspensión finalizada, la Casa Blanca ha reafirmado que el nuevo régimen arancelario entrará en vigor el 1 de agosto, sin prórrogas. El marco actualizado incluye un arancel base del 10 % para la mayoría de los países, junto con medidas más agresivas y específicas. Estas incluyen aranceles del 25 % al 40 % sobre las importaciones de países como Sudáfrica, Malasia y Tailandia; un arancel del 50 % sobre las importaciones de cobre; y un recargo del 40 % sobre las mercancías transbordadas desde Vietnam. Se han cerrado acuerdos comerciales con el Reino Unido y Vietnam, mientras que las negociaciones con la UE, Canadá y China siguen en curso.
Los indicadores económicos mixtos pintan un panorama desigual
A pesar de la turbulencia, los principales indicadores económicos muestran una estabilidad moderada. La inflación, que había subido al 3 % en enero, se ha desacelerado ligeramente hasta el 2,4 %. El crecimiento del empleo se había desacelerado inicialmente, especialmente en sectores como la manufactura y el empleo federal; solo en mayo, el gobierno federal eliminó 22 000 puestos de trabajo como parte de la iniciativa de Trump para mejorar la eficiencia. Sin embargo, las nóminas no agrícolas (NFP) de junio sorprendieron a los mercados, con la creación de 147 000 nuevos empleos, frente a las expectativas de alrededor de 110 000, y la tasa de desempleo descendió del 4,2 % al 4,1 %.
Mientras tanto, el PIB se contrajo a una tasa anualizada del 0,5 % en el primer trimestre, la primera caída de este tipo en tres años. Los economistas señalan un aumento repentino de las importaciones y la acumulación de inventarios antes de la imposición de aranceles como factores temporales de dicha caída, pero la persistente debilidad del gasto de consumo y la actividad inmobiliaria sugiere que se avecinan obstáculos más graves.
"A primera vista, los indicadores económicos parecen manejables, pero no reflejan la realidad completa", observó Barrett. "Las ventas minoristas se han debilitado, la actividad de la construcción se está quedando atrás y la confianza del consumidor se está deteriorando visiblemente. La pregunta ahora es si esto es el comienzo de una desaceleración cíclica o algo más estructural".
Victoria legislativa, expansión fiscal y ampliación del techo de la deuda
Además de sus órdenes ejecutivas, Trump logró una victoria legislativa clave con la aprobación del proyecto de ley de 900 páginas, "Big Beautiful Bill", a finales de junio. Este proyecto extiende permanentemente los recortes de impuestos de 2017, introduce incentivos fiscales específicos, recorta el gasto en Medicaid e incrementa los presupuestos de defensa y seguridad fronteriza. También amplía el techo de la deuda estadounidense en 5 billones de dólares, lo que permite al Tesoro seguir emitiendo deuda y evitar un cierre gubernamental inminente.
La legislación generó reacciones diversas en el mercado. Por un lado, aclaró la política fiscal y alivió las preocupaciones fiscales a corto plazo. Por otro lado, planteó interrogantes sobre la trayectoria a largo plazo del endeudamiento público, en particular dados los aumentos simultáneos del gasto militar y de infraestructura.
«Estados Unidos ha ganado tiempo, pero a costa de una mayor presión fiscal», afirmó Barrett. «En los mercados, la atención se centra en si estas políticas pueden impulsar la productividad y el crecimiento reales o si simplemente retrasan el ajuste de cuentas».
La caída de la moneda y el dilema del banco central
Desde marzo, el dólar estadounidense ha mantenido una trayectoria bajista constante, lastrado por la preocupación de los inversores por el impacto de los aranceles en el crecimiento, el aumento de la deuda pública y las especulaciones sobre cambios en el liderazgo de la Reserva Federal. Trump ha dejado claro que quiere que la Fed recorte los tipos de interés, pero su presidente, Jerome Powell, se ha resistido hasta ahora, alegando el riesgo de inflación.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, que se dispararon a casi el 4,8 % a principios de este año, se habían estabilizado entre el 4,0 % y el 4,6 %, pero noticias recientes los han impulsado ligeramente al alza, situándose ahora cerca del 4,4 %. No obstante, la trayectoria de la política monetaria de la Reserva Federal sigue ensombrecida por presiones externas. La presión de Trump para bajar los tipos de interés ha alarmado a los bancos centrales de todo el mundo, sobre todo porque se prevé que los aranceles impulsen la inflación con el tiempo.
"La inflación ha disminuido por ahora, pero aún no se han incorporado en los precios los efectos completos de los aranceles", señaló Barrett. "Si los costos aumentan aún más y los márgenes corporativos se reducen, podríamos ver un escenario en el que la Fed se enfrente tanto a presiones políticas para recortar como a presiones económicas para mantener la estabilidad. Es una línea difícil de seguir".
Las criptomonedas suben, pero no sin controversia
Uno de los elementos más inesperados del segundo mandato de Trump ha sido la abierta aceptación de las criptomonedas por parte de su administración. En marzo, la Casa Blanca anunció la creación de una reserva estratégica de bitcoin y, poco después, se lanzó la memecoin oficial de Trump, conocida como $TRUMP. Si bien el valor de mercado de la moneda se ha disparado, también ha generado debate ético.
La Comisión de Bolsa y Valores (SEC) ha respondido desde entonces con la creación de un grupo de trabajo sobre criptomonedas, cuyo objetivo es aclarar los requisitos de registro y crear un nuevo marco para el sector. El apoyo de Trump a las iniciativas de la Web3 y la inclusión de figuras procriptomonedas en el gobierno ha llevado a muchos a creer que las condiciones regulatorias estadounidenses para los activos digitales podrían flexibilizarse el próximo año.
Sin embargo, los críticos argumentan que un presidente en funciones que promueve una memecoin personal plantea serias dudas sobre el conflicto de intereses. «Existe el riesgo de que la credibilidad de las criptomonedas se vea socavada por la imagen política», declaró Barrett. «Para que la industria madure, necesita urgentemente claridad regulatoria».
Efectos globales de onda expansiva e implicaciones para el Reino Unido
El impacto de las políticas de Trump se extiende mucho más allá de las fronteras estadounidenses. En el Reino Unido, las empresas siguen de cerca la situación. Una reducción del comercio entre EE. UU. y China podría generar nuevas oportunidades para los exportadores británicos, especialmente en sectores donde los aranceles reducen la competitividad de los productos estadounidenses o chinos. Al mismo tiempo, el aumento de los precios de la energía, impulsado por los cambios en los flujos comerciales entre EE. UU. y la UE, podría presionar la inflación en Europa.
Los fabricantes británicos también se preparan para cambios en los regímenes aduaneros y de clasificación. La posibilidad de políticas de importación estadounidenses más estrictas podría resultar en mayor complejidad, mayores costos de cumplimiento y plazos de entrega más largos. Para las empresas británicas que anteriormente se centraban en los mercados de la UE, este podría ser el momento de explorar la diversificación hacia las regiones de EE. UU. o Asia-Pacífico.
"El proteccionismo siempre trae ganadores y perdedores", dijo Barrett. "El reto es evaluar la exposición, actuar con decisión y anticiparse a la cambiante demanda global".
Un mercado en constante cambio y un futuro aún por definir
Mientras los inversores reflexionan sobre seis meses de rápidos cambios, las implicaciones a largo plazo del segundo mandato de Trump aún se están desvelando. La Reserva Federal proyecta un crecimiento del PIB de tan solo el 1,4 % en 2025, frente al 2,4 % de 2024. Si bien la inflación y el desempleo se mantienen manejables por ahora, la confluencia de cambios en las políticas —desde aranceles y recortes de impuestos hasta la regulación de las criptomonedas y la expansión fiscal— continúa generando incertidumbre en los mercados financieros.
Sin embargo, a pesar de la turbulencia, algunos inversores siguen siendo cautelosamente optimistas y apuntan a ganancias corporativas resilientes, un mercado laboral estable y el potencial de reformas estructurales.
"Este no es momento para la complacencia", concluyó Barrett. "Los inversores deben mantenerse alerta. Estamos entrando en una era de mercados impulsados por las políticas, donde una orden ejecutiva puede transformar el panorama global de la noche a la mañana".
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